
Fotografía de Pedro Benítez

El botón de la cámara no solo acciona el obturador, también se ha convertido en el interruptor para desconectar de todo lo demás
Sobre cómo vine a parar aquí…
Mi nombre es Enrique E. Domínguez. Básicamente nací, crecí hasta los 1,87 metros, no me he reproducido y me moriré cuando me toque, ni un minuto antes. Mientras tanto, intento disfrutar de las cosas que me gustan, que no son pocas.
Una de esas cosas que tanto disfruto es la fotografía. Todo empezó en 2013 durante una excursión a Masca, en Tenerife. Allí, intentaba captar con la cámara de mi teléfono la belleza del lugar cuando unos turistas aparecieron cargados con cámaras y objetivos «de los buenos» y empezaron a fusilar el paisaje a diestro y siniestro. Pude ver algunas de sus fotos y quedé impresionado por los resultados. Al llegar a casa me metí en Internet a mirar cámaras, más por curiosidad que otra cosa, y así, por pura casualidad, me topé con unas fotografías nocturnas. Nunca había visto nada parecido y quedé fascinado en el acto. Las fotos eran de un tal Mario Rubio y, tirando del hilo, no tardé en encontrar su web, galerías y masterclass en vídeo. Después de un par de horas viendo fotos que me fascinaron y vídeos en los que se hablaba de cosas que no podía ni empezar a entender, tome una decisión: «quiero una cámara y aprender a hacer fotos así como sea…»
Unos años después, mi pasión por la fotografía no ha hecho más que crecer. Gracias a esta afición vivo momentos y experiencias que ya forman parte inseparable de mi. Así, durante mis salidas fotográficas, he descubierto lugares que nunca habría conocido, el cielo estrellado como no podía ni imaginar que fuera posible, el silencio más absoluto, las mejores vistas, la magia de atardeceres y amaneceres, algunos de los momentos de paz más grandes que haya sentido, la belleza que nos pasa desapercibida en nuestro día a día…
Aún por encima de todo eso, la fotografía me ha permitido conocer a grandes personas que tampoco habría conocido de otra manera, y forjar amistades que hoy me resultan imprescindibles y por las que me siento agradecido. De esas personas aprendo mucho cada día, y ya no solo sobre fotografía, sino sobre la vida misma.
Después de este tiempo en la fotografía he descubierto también que, para mi, el botón de la cámara no solo acciona el obturador, también se ha convertido en el interruptor para desconectar de todo lo demás. Y aunque el resultado final sea una fotografía, lo que más disfruto es todo lo que vivo antes del momento de disparar.
Y llegamos al día de hoy, cuando he decidido crear esta web donde mostrar las fotos que voy haciendo y las cosas que aprendo por el camino. Una web modesta, tanto como puedan serlo las fotos que hago y la experiencia que voy adquiriendo, pero hecha con mucha ilusión y con el afán de compartir con los demás una de las cosas que más disfruto en esta vida…