
TRABAJO EN EQUIPO, COORDINACIÓN Y MUCHAS PRUEBAS PREVIAS PARA LOGRAR ILUMINAR CÓMO SE MERECÍA AL PRIMER TRACTOR AGRÍCOLA QUE LLEGÓ A TENERIFE EN 1947. TODO UN PEDAZO DE NUESTRA HISTORIA. DESCUBRE CÓMO SE HIZO…
FOTO FINAL con la iluminación al completo en una toma que llevó más de tres minutos. Haz click sobre la foto para poder verla en grande.
FOTO DE PRUEBA (1) Iluminación con flash de las paredes del fondo. Hicimos varias hasta dar con la manera de distribuir la luz uniformemente.
FOTO DE PRUEBA (2) Iluminación de la máquina con la mini Maglite. La única complicación era proyectar el mínimo posible de sombras en la pared.

Después de hacer las pruebas para saber cómo haríamos la iluminación definitiva, tocaba repartirse el trabajo
LA HISTORIA tras esta foto no deja de ser curiosa. El tractor está en una propiedad privada, una enorme finca de plataneras al sur de Tenerife. Su propietario nos aseguró que este fue el primer tractor en llegar a Canarias, en el año 1947, tras comprarlo en una subasta en Inglaterra. Este señor en cuestión tuvo la amabilidad de ponerse en contacto conmigo, después de ver la fotografía de otro tractor abandonado que publiqué en la contraportada de un periódico, e invitarme a fotografiar esta histórica máquina
Avisé a mi buen amigo de andanzas fotográficas Maico Delgado para que me acompañara y, nada más llegar al lugar, nos dedicamos a buscar el mejor encuadre y a plantear cómo podríamos iluminar la escena. Aun tuvimos que esperar un poco para empezar a trabajar, ya que no había anochecido. Cuando por fin se hizo completamente de noche nos pusimos manos a la obra.
El tractor estaba en un pequeño cobertizo con techo de chapa. Las dos únicas paredes son las que se pueden ver en la imagen, a la izquierda de la foto había unas rejas que delimitaban un enorme gallinero y a nuestra espalda quedaba totalmente abierto al exterior, por lo que el mejor encuadre posible era este.
Iluminación de las paredes
Ya habíamos decidido pintar las paredes del fondo de azul para conseguir un buen contraste con la iluminación cálida que daríamos a la máquina. Las paredes fueron pintadas con flash filtrado con gel azul y lo primero fue hacer algunas pruebas para saber cuántos disparos de flash y a qué potencia necesitaríamos. La dificultad estaba en que la esquina donde se unen las dos paredes estaba apenas a un metro del tractor, había que disparar el flash hacia la esquina agachado tras el tractor e incluso con un solo toque a 1/128 de potencia era demasiada luz para esa esquina.
Sin embargo, el resto de la pared quedaba bien iluminada desde la misma posición a 1/64 más otro disparo a la pared de la derecha, también a 1/64, desde fuera del cobertizo. El problema era que en todas las pruebas la esquina quedaba demasiado iluminada (ver foto de prueba 1), no se podía disparar el flash desde otro lugar y ya no se podía bajar más su potencia.
La solución fue dar dos toques de flash, uno hacia cada lado de la esquina, pero no directamente hacia la pared sino rebotándolo en una cartulina blanca. Con esto se logró iluminar de la manera más uniforme posible las dos paredes, sin que la esquina tuviera ese exceso de luz que resultaba de disparar el flash directamente sobre ella.
Iluminación del tractor y el suelo
Una vez que supimos cómo iluminar las paredes correctamente, llegó el momento de probar la iluminación para el tractor. Este fue iluminado con una mini Maglite cálida desde dos puntos diferentes. El primer punto, a unos dos metros a la derecha de las cámaras y justo frente tractor, a unos tres metros de distancia de él. El segundo punto, a un metro a la izquierda de las cámaras para iluminar el lateral del tractor. Esta vez las pruebas de iluminación fueron satisfactorias desde el primer momento y no había ninguna complicación (ver foto de prueba 2). La única consideración a tener en cuenta era iluminar el tractor con precisión para evitar en la medida de lo posible que proyectara demasiadas sombras en las paredes.
Además de la iluminación al tractor, el suelo fue iluminado también desde la primera posición, al frente del tractor. Se hizo desde unos metros más lejos para que la luz fuera más sutil y evitar la zona sobre iluminada que queda cerca del punto desde el que se ilumina. Esta iluminación fue hecha a ras de suelo para sacarle el máximo de textura posible y se hizo en solo un par de pasadas rápidas con la linterna para darle solo la luz justa.
Ideas de último minuto
Ya con la iluminación decidida y probada, justo antes de hacer la foto, me fijé en esos huecos rectangulares en la pared del fondo y se me ocurrió que sería buena idea ir detrás del cobertizo e iluminar desde allí con flash filtrado en rojo para lograr resaltarlos y darle un efecto llamativo a esa zona.
En la primera prueba el flash fue disparado desde el otro lado de esa pared, desde una posición más baja y dirigiéndolo hacia la propia pared, pero así la luz apenas lograba resaltar un poquito los bordes de los huecos. Decidimos dar más potencia al flash y dispararlo en la dirección contraria, hacia un muro que había a unos cuatro metros de la pared trasera del cobertizo y que es el que puedes ver iluminado en rojo a través de esos huecos.
Fueron necesarios dos disparos a 1/2 de potencia para cubrir bien ese muro del fondo. Haciéndolo de esta manera conseguimos que el efecto fuera mucho más evidente y resaltar mucho mejor esos huecos.
Trabajo en equipo
Después de hacer las pruebas para saber cómo haríamos la iluminación definitiva, tocaba repartirse el trabajo y hacer la foto final. Maico se sitúa con el flash en la esquina de las dos paredes, escondido detrás del tractor. Yo disparo las cámaras y acto seguido hago la iluminación del tractor desde los dos puntos escogidos en las pruebas y, luego, ilumino el suelo. La decisión de iluminar primero el tractor no es casual, el motivo es que al hacerlo así podríamos disimular luego las sombras proyectadas en las paredes al iluminarlas posteriormente con el flash.
Una vez termino de iluminar tractor y suelo, apago la linterna y aviso a Maico para que empiece su iluminación de las paredes con el flash filtrado de azul. Lo hace tal como ensayamos en las pruebas: dos disparos a mínima potencia contra la cartulina para la esquina que tenía tan cerca y los otros disparos a 1/64 y directos a la pared que se extendía más allá. Después de eso, Maico sale de su escondite con el flash pegado al pecho para no dejar trazas de la luz de su pantalla y el piloto rojo en la foto, se sitúa a la derecha fuera del encuadra y da un toque más de flash a la pared de la derecha para pintar la parte más cercana de esta al borde del encuadre.
Según termina, cambia el gel azul por el rojo en el flash y da la vuelta al cobertizo para dirigirse a la parte trasera y desde allí da dos flashazos a 1/2 de potencia hacia el muro del fondo. Yo corto la exposición de las dos cámaras y, juntos, estudiamos el resultado de la toma.
Repetimos un par de veces el mismo proceso para tener varias opciones y la seguridad de conseguir la foto tal como la queríamos. Es importante esto, tanto estudiar el resultado como repetir la toma dos o tres veces, ya que en el momento y en la pantalla de la cámara podemos no apreciar algún error de iluminación que luego al verla en el ordenador saltaría a la vista, cuando ya no hay posibilidad de arreglarlo. Mejor que sobre y no que falte, ¿verdad?
Revelado
En este caso la imagen tan solo necesitó de un revelado básico con ajustes de contraste, saturación, claridad y máscara de enfoque, ya que quedó bastante correcta en el raw.
Equipo utilizado y datos exif
Canon 550D, Tokina SD 11-16 f/2.8 (IF) DX II, trípode Manfrotto 190 ProB, rótula Manfrotto 332 RC2, flash Yongnuo 560 II, geles azul y rojo, mini Maglite cálida, mando disparador de cable.
11mm I f/4 I 199 segundos I ISO 400 I WB 3200K